"ESTETICA FORTUITA" es el proyecto realizado durante la residencia artística organizada por Co-net Art (Alcora, 2022). En ella se buscaba ahondar en la relación entre el trabajo de los residentes y el territorio de Castellón. Para ello se combina en esta propuesta elementos de estas series tradicionales de La Real Fabrica de Alcora que salpican las formas orgánicas y coloridas de la autora . Un exploración del diálogo entre los diferentes lenguajes formales, cómo se relacionan, buscan el equilibrio y obvian el espacio/tiempo (1727-2022) para fundirse como una sola creación, generando un nuevo relato y una oportunidad para revisitar nuestro imaginario formal.
TEXTO CURATORIAL DE OSCAR MANRIQUE "ESTETICA FORTUITA" El trabajo de Ana Rod parte de lo sensorial como primer vehículo de comunicación, del conocimiento más primitivo e ingenuo, pero también el más puro y sincero. Podemos decir que es una especie de «buscadora de sensaciones», con una orientación que prioriza hacer de la vida cotidiana un lugar para el estímulo de los sentidos. Esta indagación sensorial vendrá en parte fomentada por el gran abanico de posibilidades que ofrece el uso de la cerámica, un material milenario que domina con tal frescura y libertad, que ha sido capaz de desprenderlo de todos los tabúes que históricamente le vienen impuestos. Es cierto que cuanto más antiguo es el oficio, más difícil resulta cambiar las formas de los objetos que ha producido, y por ello, el reciclaje subversivo que hace de las formas cerámicas resulta tan impactante y eficaz; permitiéndole, a su vez, introducir sin miedo otros materiales más contemporáneos, como el cemento, el metacrilato o el vidrio. Su concepción estética funciona como una relación de fuerzas entre el objeto y el individuo, que posteriormente se transforman en un cúmulo impresiones: el objeto se reduce a la pura experimentación perceptiva, casi sinestésica, en la que no solo participa la vista o el tacto, sino que también nos posibilita saborear sus colores, escuchar sus texturas u oler las formas vivas que nacen en su orografía. Luego hay un segundo nivel de atracción, pues estas formas extrañas e inusuales desprenden una especie de gusto dandi, sofisticado y exquisito, pero sin abusar de lo sensitivo. Se trata de una «ternura contenida», que será diseminada por la artista en sutiles ondas para dar a sus piezas un calculado equilibrio, tanto compositivo como cromático. Decía el poeta y ensayista Luis Antonio Villena que en una época tan gregaria como esta es difícil ser dandi y, sin embargo, el encanto de su obra embauca con formas seductoras y una elegancia que se funde con la esencia maleable del barro. Estos «objetos multisensitivos» nacen de forma relacional, unas veces de manera simbiótica y otras veces parasitaria, habitando en un limbo entre lo natural y lo artificial, entre la realidad y la fantasía. En ellos reconocemos rastros de organismos que existen — plantas marinas o terrestres, moluscos, etc. — al mismo tiempo que vemos intrusiones marcadas por los estilos decorativos de la tradición cerámica — los arabescos y efigies de la serie Bérain o la Serie Rocalla, con motivos que reproducen formas de rocas, hojas y otros elementos naturales en los que predomina la línea curva —. No obstante, Ana Rod se desliga de la apariencia inocente del elemento decorativo, arrastrándolo fuera de sus mundos vacuos para generar cierta incertidumbre en el espectador. Subvierte su realidad y construye una alternativa en la que no existe esa supuesta división entre un mundo externo, físico, y una realidad interna, producto de la imaginación. Esto no quiere decir que sus investigaciones partan de un hipotético mundo utópico, sino que será la realidad misma la que genere todos los códigos y referentes. El resultado son posibilidades estéticas que pudieron haber sido, y no fueron, composiciones fortuitas que formarían parte de unos mismos procesos y de una única dinámica de fuerzas producida en unos supuestos espacios o tiempos diferentes. De esta exploración a lo desconocido nacen sus formas atemporales, oníricas y fantásticas, que de alguna manera cuestionan y revisan nuestro anquilosado imaginario formal en pos de nuevas formas de percepción. Óscar Manrique